La Biblia me rescató de la depresión
- Admin
- 17 sept
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Aprende cómo la Palabra de Dios nos rescata

La Santa Biblia es un consuelo profundo para los laicos católicos que enfrentan la tristeza por la muerte de un ser amado, pues ofrece numerosas promesas de esperanza y vida eterna. Por ejemplo, en Juan 11,25-26, Jesús afirma: "Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera", recordándonos que la muerte no es el final, sino la puerta a la vida eterna.
Además, pasajes como Romanos 8,38-39 aseguran que nada, ni siquiera la muerte, puede separarnos del amor de Dios en Cristo Jesús, lo cual fortalece la esperanza de la comunión eterna con nuestros seres queridos. La lectura constante de estas Escrituras ayuda a los fieles a aceptar la pérdida con fe y paz interior, confiando en el plan divino y la promesa de resurrección.
La Biblia también guía a los católicos en la superación de la ansiedad por el futuro y la desconfianza en la Providencia de Dios. Jesús enseña en pasajes como Mateo 6,31-33 que no debemos preocuparnos excesivamente por el mañana, porque el Padre celestial cuida de sus hijos con amor paternal. La Providencia divina, tal como se explica en la teología católica, significa que Dios no solo creó el mundo, sino que lo sostiene y guía con sabiduría amorosa, conduciendo a cada criatura hacia su perfección última sin eliminar su libertad. Esta confianza en el cuidado constante de Dios libera al fiel de la ansiedad paralizante, invitándole a un abandono filial donde el futuro está en manos seguras.
Además, la doctrina católica sobre la Providencia nos enseña que, aunque el mal y el sufrimiento existen, Dios puede sacar un bien mayor de todas las situaciones adversas, como se revela en el misterio de la Cruz de Cristo. Los creyentes son llamados a unirse a esta confianza profunda y paciente, aceptando que Dios transforma incluso el dolor y la incertidumbre en caminos hacia su gloria.
Así, la lectura e interiorización de la Biblia fortalecen la esperanza teologal y motivan a vivir cada día con un corazón lleno de confianza y agradecimiento, superando los ciclos de ansiedad y desconfianza al vivir en la presencia activa de un Padre amoroso y providente.











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